Cuándo es útil utilizar la mediación electrónica en lugar de la mediación presencial.

Siempre que las partes lo deseen, se puede realizar una mediación online, pero es especialmente útil cuando es difícil hacer coincidir físicamente a las partes en un mismo espacio. Ello puede darse por varios motivos:

  • Porque ambas se encuentran separadas geográficamente y se hace difícil el encuentro.
  • Porque una de las partes tenga movilidad reducida y el traslado pueda representarle un problema adicional.
  • Porque el valor de la disputa no justifica el coste del desplazamiento de las partes para conseguir coincidir físicamente.
  • Por incompatibilidad de fechas para que las partes se reúnan presencialmente.
  • En relaciones en las que la historia y la dinámica interpersonal, pueden interferir en el afrontamiento del conflicto (intimidación o violencia que provoque un desequilibrio entre las partes).
  • Cuando se trata de un problema de e-commerce y vendedor y comprador no se hallan ni tan siquiera en el mismo país. También cuando el conflicto surge por una transacción llevada a cabo en internet – considerado como ámbito.
  • Porque no está claro cuál es la jurisdicción competente o la disputa incluya varias y las partes no se ponen de acuerdo en dónde realizarla. Este punto es importante porque en caso de no llegar a un acuerdo en la mediación presencial, el lugar de celebración es el que marcará la jurisdicción competente. También será la jurisdicción donde deberá ejecutarse el acuerdo ante la falta de ejecución voluntaria de las partes,
  • En situaciones como la que estamos viviendo actualmente, la pandemia del Covid-19, que nos obliga al distanciamiento social.
  • En cualquier otra circunstancia en que las partes no puedan o no quieran coincidir físicamente.

Ventajas e inconvenientes

Las ventajas de la mediación online respecto a la presencial se basan, sobre todo, en el ahorro de tiempo y en la posibilidad de su realización en cualquier momento (previo acuerdo de las partes y coordinación de agendas, evidentemente) y desde casi cualquier sitio (con el único requisito de tener acceso a internet).

De igual manera que en la mediación presencial, las partes tienen su tiempo de reflexión entre sesión y sesión, ya que en cuanto se termina una sesión, se agenda la siguiente, dejando entre ambas el tiempo suficiente que necesiten las partes (y a veces el mediador) para madurar y reflexionar sobre lo ocurrido en la sesión anterior.

Otra ventaja respecto de la mediación presencial se refiere a la comunicación y es que en la electrónica el usuario debe respetar el turno de palabra porque, de lo contrario, puede ocurrir que las voces se superpongan y ninguna de ellas sea audible con claridad suficiente como para llegar a ser comprensible.

En el entorno de una mediación online, cuando una persona habla, los demás la escuchan y cuando responden, la primera puede corroborar si hay alguna diferencia de significado entre lo que él quiso decir y lo que la otra parte ha comprendido.

En la mediación online la toma de conciencia de las diferencias revela, a todos los participantes, la presencia de algo nuevo y es que el diálogo puede servir no sólo para hacer comunes ciertas ideas o información, sino también para hacer algo en común, es decir, para crear conjuntamente algo nuevo, que podrá ser el acuerdo sobre el conflicto. Además, en la videoconferencia, cuando las personas hablan entre sí, tienden a no mirar hacia otro lado. Sus rostros están literalmente a pocos metros el uno del otro en la pantalla”, por lo que se crea una conexión muy intensa, sobre todo al abordar temas con gran carga emocional. Todo esto compensaría la falta de comunicación no verbal, herramienta muy valiosa para el mediador en las mediaciones presenciales.

En cuanto a la comunicación entre las partes, también cabe destacar que en casos en que una de las partes se siente inferior o sometida a la otra, muchas veces la pantalla hace, efectivamente, de pantalla y le ayuda a superar esta inferioridad, empoderándola frente a la otra persona, haciéndola sentir más fuerte de lo que se sentiría en una mediación presencial.